domingo, 29 de noviembre de 2009

Ángel con alas de cristal


Cuando la luna llena sobre el mar,
resplandecía con brillo sin par,
un ángel de divino rostro,
escuchó mi voz.

Yo estaba tan sola,
tan triste y lloraba,
no sabía que hacer en el momento,
ya no me importaba.

Mi ángel de divino rostro,
suavemente me abrazó,
me dijo que no llorara,
y conmigo se quedó.

Admirando su encanto,
y escuchando su voz,
dormida entre sus brazos,
me encontré mejor.

Su esencia era tan suave,
era paz y protección,
amor y abogacía,
para un buen corazón.

Aquel ángel perfecto,
con una magnífica voz,
a verlo no he vuelto,
y no sé si lo veré hoy.

Sus alas no despegaron,
pues no eran de plumas,
eran alas de cristal,
y tán frágiles como del mar la espuma.

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